Hasta 2016, 40 familias vivían en el basural y más de 30 trabajadores concurrían al basural “La Quema”.
Además según el informe otorgado por la Municipalidad de Luján el tamaño del basural ya alcanza las 16 hectáreas. El estudio también realiza un seguimiento de las características de los trabajos realizados en el lugar, la separación y comercialización de los residuos y definiciones sobre las condiciones socio-económicas de distintas agrupaciones de trabajadores.
Según datos del GIRSU otorgados por el estudio, el basural de lujan depositaba alrededor de 90 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos para el año 2010.
Por Nicolás Montenegro y Santiago Diaz Garzon 4 octubre, 2017
Un trabajo realizado por la Municipalidad de Luján en 2016 revela que el trabajo informal desarrollado en el basural “La Quema” ayuda económicamente a 40 hogares y que por día concurren más de 30 personas a realizar trabajos de recolección informal.
El estudio, denominado “Informe Anual: El basural de Luján, Trabajadores Informales y Ambiente”, estuvo a cargo de la Dirección de Políticas Sociales de la Municipalidad entre junio y diciembre del año pasado, dirigido a observar el comportamiento y las tareas realizadas por trabajadores informales en el predio de la ruta 192 y registrar las características demográficas y socio-económicas de diversas agrupaciones pertenecientes al lugar. Pudimos acceder a este informe, otorgado por el concejal de Luján Marcelo Musso, y acá te presentamos los principales resultados:
PASOS EN EL PROCESO DE RECOLECCION INFORMAL
El primer dato otorgado por la investigación muestra a una población heterogénea “donde abunda la diferencia etaria y sexual”, destacando la primacía de la población masculina respecto de la femenina. Esta población se encuentra dividida en dos grupos divididos conformados por “los que trabajaban durante el turno noche-mañana y mañana-tarde”.
A partir de esto el equipo interdisciplinario de profesionales desarrolla las observaciones periódicas realizadas entre junio y agosto de 2016 en el lugar para conocer “la dinámica laboral general” de los trabajadores, identificando patrones de organización de trabajo, horarios establecidos y características de los grupos integrantes, todo con la colaboración de instituciones aledañas al basural.
El circuito de la basura se inicia cuando llegan al basural los camiones de descarga, allí los recolectores buscan los materiales en potencia para hacer un primer proceso de selección donde se acumulan “todos los residuos sin ningún tipo de separación”. La recolección se realiza “manualmente, con la sola ayuda de un instrumento denominado GANCHO, inclinado sobre la basura”.
El segundo paso consta de “separar las mercancías como cartón, plásticos de diferente color, hierro, cobre, etc. Estos se juntan en bolsones de corralón para luego venderle al acopiador denominado ‘El indio’ o algún concesionario de la basura”. El trabajo hace hincapié en que los trabajadores informales “refieren ganar entre 300 y 600 por venta al final del turno, dependiendo de los materiales recolectados”.
Se describe que el material no recolectado es trasladado hacia los laterales por la topadora y “se le agrega una cierta cantidad de tierra para que al fermentar no exista la posibilidad de incendio”.
Profesionales del Centro Integrador Comunitario que mantienen contacto con los recolectores indicaron que las enfermedades más frecuentes son parasitarias, respiratorias, erupciones en la piel, cáncer, problemas en la espalda.
Finalmente, están las empresas dirigidas al mercado formal de la producción –papeleras, vidrierías, industrias
plásticas- “que se abastecen de este círculo informal de recolección y recuperación”.
El estudio, en función de la información otorgada por los mismos trabajadores, agrega que el precio del metal es de $40 el kilo, el plástico de color verde $2,50 y el cartón y el plástico transparente $1,50. Además estipula que en los bolsones “pueden guardar entre 40 y 60 kilos de cartón y plástico”.
“Algunos de ellos tienen camioneta propia y otros alquilan para trasladar la recolección…cada bolsón es comprado por El Indio a un valor de 60 o 90 pesos cada uno, dependiendo si el cartón está seco o húmedo”, según expone el informe.
Este primer acercamiento al tema finaliza con la definición de “un circuito informal de recuperación en el que intervienen actores con distintos roles -recolectores, intermediarios y empresas finales compradoras de material- que persigue un rasgo particular: ninguno persigue fines ambientalistas, sino de supervivencia o comercialización”.
VARIEDAD DE AGRUPACIONES A LAS QUE PERTENECEN LOS TRABAJADORES INFORMALES
El informe divide al conjunto de trabajadores en tres grupos. El primero es considerado “jóvenes-adultos” y son descritos como “grupos de convivencia laboral formados in situ, los cuales solo se ocupan de la basura en los días que ellos están”. Están conformados por personas entre los 17 y 40 años que dialogan entre si y se ayudan en conjunto pero aclarando que “las ganancias son individuales”.
La segunda denominación se caracteriza por personas que trabajan de forma solitaria. “El solitario” se aparta con frecuencia de los grupos de “jóvenes-adultos”, manejándose en bicicleta o en moto para llegar al lugar y llevando consigo una bolsa de arpillera a los lugares no explorados por los grandes grupos. En su conjunto, estos individuos “parecen estar mucho más descuidados en cuanto a su aspecto físico e higiene personal”.
Por último, el último grupo pertenece a los grupos familiares, conformada por un trabajo compartido entre padres e hijos. Al igual que los “jóvenes-adultos”, trabajan seleccionando basura del día, buscando ropa o materiales útiles para su venta “en las ferias de los barrios donde habitan”. También van en busca de mercadería y otros comestibles para la alimentación familiar.
Escuelas primarias y secundarias manifestaron preocupación por la deserción escolar y el vínculo entre abandonar la escuela e ir a trabajar vendiendo residuos. La mayoría de los trabajadores no han terminado estudios secundarios.
La tarea es acompañada por un censo realizado en septiembre que detecto 40 hogares “cuyos ingresos económicos dependían de esta actividad informal”.
ESPACIOS DE DISPUTA ENTRE DISTINTOS ACTORES DEL BASURAL
La Dirección de Políticas Sociales primero establece a las 7 categorías de actores dentro del basural, todos con funciones distintas. Junto a los trabajadores informales, se agregan los pertenecientes a la Municipalidad (porteros y el encargado) a cargo de las tareas de vigilancia.
También aparecen los operadores de máquinas pesadas como trabajadores formales responsables de “la limpieza de las playas de descarga y apilamiento de basura”. Otros actores son los choferes, divididos en aquellos que manejan camiones (realizan la recolección en barrios y localidades, pertenecientes tanto a la Municipalidad como los rodados de la empresa Multipropósitos) y los conductores de volquetes (pertenecientes a firmas privadas).
Finalmente aparecen vecinos particulares que depositan residuos y acopiadores intermediarios que compran lo producido por la recolección informal.
La dinámica entre las relaciones de los distintos actores genera competencia por la posesión de los recursos. Además se disputan la ocupación de los espacios de trabajo. “En este sentido, los recolectores informales disputan su territorio entre sí ubicándose en lugares estratégicos. Como también se disputan el espacio de trabajo a las máquinas pesadas y a los camiones recolectores”, informa el estudio.
MICRO-ECONOMÍA
El último apartado del informe se enfoca en los recursos monetarios obtenidos a través del basural y los efectos generados “en la reproducción cotidiana de las familias y barrios cercanos”.
“Según manifiestan los actores, este recurso se utiliza en su mayoría para la alimentación cotidiana de las familias”, explica el estudio. Esto a su vez genera aumentos en los ingresos de los pequeños comercios barriales de la zona. El basural resulta así un actor económico de peso en esos vecindarios.
El recolector informal también puede acondicionar lo obtenido para su posterior venta de terceros en ferias barriales. Desde ropas y calzados hasta herramientas, esto les resulta útil para promover “el consumo económico de diferentes artículos usados”. Otra opción es la recuperación de ciertos objetos (mayoritariamente muebles) para mejorar las viviendas de condiciones precarias y para el consumo propio.
Como conclusión, el informe manifiesta que en promedio más de 30 personas por día acuden al basural, ganando aproximadamente $450 por día y generando por mes menos de 400.000 pesos. Los profesionales consideran que “esta cifra aumentaría mucho si los trabajadores informales no tendrían (sic) que hacer el primer proceso de separación ya que lleva la mitad del tiempo estipulado, es decir, que si se contara con una separación en origen (domiciliaria) y mejores condiciones en cuanto a la estructura (un techo y una cinta que disponga las mercancías para realizar solo el segundo proceso de separación final), no sólo el monto a ganar por lógica sería mucho mayor sino que se reduciría también el resto de basura que no es separado”.